
De hecho la invasión no fue solamente una empresa del ejército francés, sino de toda Europa (como suele pasar). En el territorio ruso se presentaron los agresores de Francia (el 52% de gran ejército, holandeses y belgas incluidos), de Polonia (el 17,5%), de Alemania (el 13%), de Italia (el 9,6%) y de Prusia (el 3,5%) sin hablar de los croatas (el 0,6%), suizos (el 2,1%) y españoles (el 1%) con los portugueses (0,35%), movilizados a la fuerza. Hay que subrayar que España al mismo tiempo ayudó a Rusia con su movimiento de partisanos contra Francia.
La historia de esta guerra es bastante conocida en el mundo gracias a la obra maestra de León Tolstoi.
Por eso me limito a mencionar unos hechos interesantes:
Napoleón se alojó en los aposentos del zar Alejandro I (en el lugar donde se hallaba el palacio zarista de los tiempos de Alejandro I, hoy día se encuentra el Gran Palacio del Kremlin, construido ya en el reinado de Nicolás I, hermano de Alejandro I).


Mientras tanto, el ejército se alojó donde quiso en el territorio del Kremlin (que hoy día es patrimonio de la humanidad) y de Moscú.
El Kremlin y el mismo Moscú resultaron más afectados por el pillaje de los franceses que por el fuego. Las iglesias por todos lados quedaron profanadas. Las convirtieron en las caballerizas, cuarteles y carnicerías. Así, en la catedral de la Asunsión del Kremlin se organizó una caballeriza, en la de San Miguel Arcángel – la cocina de campaña y vinatería. La iglesia de la Colocación del Manto se salvó milagrosamente por que en sus muros se alojó un general francés, que al parecer tenía muchos escrúpulos. Pero en general se fundió todo: los cubiertos de plata y de oro, linternas, candelabros, tapas de relicarios, etc.
Los que más sufrieron a manos de los franceses, entre los pocos rusos que quedaban en Moscú, fueron los monjes y sacerdotes. Los torturaron para descubrir, donde escondían los objetos de culto de gran valor (no por su valor artístico e histórico, sino por el material de oro y plata). Los ateos franceses de broma desnudaron a los monjes y los echaron al rio y por supuesto muchos de ellos se ahogaron. ¡Qué broma tan graciosa! Tampoco se apiadaron los franceses de las monjas.

Ni los técnicos franceses, ni sus ingenieros pudieron quitarla del campanario, hasta que se ofreció un mujik (un hombre ruso), que trepó al campanario y bajó la cruz con una cuerda. Cuando el mujik vino a pedirle a Napoleón su dinero el emperador francés lo mandó a fusilar por haber traicionado a su patria.

La dimensión de Moscú a través de la guerra napoleónica es muy interesante y se puede hablar mucho, o en su defecto, ofrecer una excursión especial. En cualquier caso, el relato sobre esta guerra termina siempre con una conclusión, que de unos 600 mil hombres que salieron de Europa hacia Rusia, solo 30 mil regresaron vivos (el 5% del ejército).

Hay que agregar que los franceses siempre son bienvenidos a Rusia. Que vengan y miren sus cañones que decoran el Arsenal del Kremlin junto con los cañones rusos. Es curioso que los cañones franceses se llaman chulona, gorda, coqueta, mientras los rusos tienen tales nombres como oso, lobo, etc. Yo quiero subrayar que nos encanta cultura francesa, sus mujeres lindas y siempre vestidas a la última moda (la moda también es un invento de los franceses). Usamos los carros Renault, etc. Pero que no vengan a matarnos.
Ese es el único problema que tenemos con los franceses.
Durante la Segunda Guerra Mundial en el frente oriental murieron más franceses, que entre las filas del movimiento de la Resistencia. Las tropas alemanas, que marchaban hacia Moscú en 1941, fueron compuestas por 4 batallones franceses y cerca de Borodinó, el mariscal de campo alemán von Kluge les arengó, recordándoles que en los tiempos de Napoleón los franceses y los alemanes lucharon aquí juntos contra los rusos. Al día siguiente los franceses se lanzaron al combate, pero no lograron resistir ni un solo contraataque ruso y fueron derrotados completamente. Los que quedaron vivos, fueron retirados por los alemanes al Occidente.
Espero, que los ataques franceses jamás se repitan, a menos que se trate de ataques de amor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario