-Alexandr Alexandrovich,
¿realmente ha cambiado su actitud con respecto a la Unión Soviética de manera
tan radical como algunos comentan? Y si es así, ¿cuáles eran los aspectos
fundamentales de su crítica a la URSS, y sobre cuáles de ellos ha cambiado
usted de opinión?
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piloto de guerra, 1940-1946 |
-En primer lugar he de decir
que mi opinión no ha cambiado, simplemente ha pasado el tiempo, ha cambiado la
situación en el mundo. El comunismo soviético ha sido derrotado y yo no
golpeo al caído. Yo fui uno de los críticos del comunismo y del sistema
soviético cuando el comunismo prosperaba aquí y además representaba una
amenaza para Occidente. Ahora ya no existe la Unión Soviética y no existe el
Bloque soviético. El sistema comunista ha sido destruido y para mí ya no
puede ser objeto de crítica. El objeto de mi crítica y análisis es ahora el
sistema poscomunista, es decir, todo lo que ha resultado del proceso de
destrucción del sistema soviético. Sin embargo todo esto se percibe ahora
como si yo hubiese cambiado mi visión sobre el comunismo. Si yo afirmo, por
ejemplo, que Gorbachov, como hombre de estado fue un cretino y desde el punto
de vista moral un miserable, de esto no se deduce que ahora tenga una buena
opinión sobre Brezhnev. Brezhnev sigue siendo para mí, al igual que antes,
una total nulidad, una de las personas que propiciaron la caída de la URSS.
Yo no he cambiado de opinión, sino que han cambiado de opinión millones de
personas con respecto a mí. Por los mismos libros que antes me consideraban
anticomunista, ahora me consideran rojo. Y se esfuerzan en presentar el
asunto como si yo hubiese cambiado radicalmente de posición. Pues no. De mis
antiguos libros yo no renuncio ni a una sola palabra. Pero yo sigo adelante,
y escribo nuevos libros sobre la nueva época. Ahí es donde reside la clave
del asunto.
-¿Cuál fue el objeto
principal de su crítica al proyecto soviético?
Desde mi juventud, viví en
determinadas circunstancias que me permitieron conocer la naturaleza real del
comunismo, no del comunismo ideológico, marxista, sino del real, el que se
construía en la Unión Soviética. Lo viví y lo comprendí desde el principio, y
desde mi juventud me encontré en la oposición al comunismo real. Al
principio, cuando era joven, sólo me fijaba en sus deficiencias, pero más
tarde, a medida que fui madurando, recibiendo educación e investigando de
manera más profunda la sociedad soviética, me puse a mí mismo un objetivo:
estudiar e investigar esta sociedad de forma científica y aclarar si las
insuficiencias del comunismo eran circunstanciales o una consecuencia
inevitable del mismo. En aquel entonces, en la Unión Soviética, la
posibilidad de investigar científicamente sobre el comunismo ruso estaba
excluida. Decir la verdad, desde un nivel científico, sobre el comunismo, era
imposible debido al dominio de la ideología soviética. Y en Occidente el
acercamiento científico al comunismo era imposible, allí la situación era la
contraria, consideraban al comunismo y a la URSS como el imperio del mal.
Pero desde un punto de vista científico el comunismo no fue ni un bien ni un mal.
Fue un sistema social objetivo, en el cual se dieron aspectos positivos y
negativos, ambos estrechamente relacionados. Los fenómenos negativos serían
inconcebibles sin los positivos y los positivos sin los negativos. Le pongo
un ejemplo: en la URSS nunca hubo desempleo, estaba garantizado el trabajo
para todos, sin excepciones. Esto fue un logro positivo indiscutible. Pero
este logro positivo estuvo relacionado de manera inseparable con otro
negativo: todos los adultos con capacidad para trabajar estaban sujetos a su
lugar de trabajo, estaban obligados a trabajar. El derecho al trabajo y su
garantía significaban al mismo tiempo una situación de semi-servidumbre. Las
personas que se negaban a trabajar eran consideradas delincuentes, parásitos.
Otro ejemplo: en el sistema comunista de la URSS estaba garantizada la
educación gratuita, la atención sanitaria gratuita, la entrega gratuita de
vivienda, etc. Desde luego que todos éstos eran logros positivos. Pero al
mismo tiempo tenían su parte negativa: un bajo nivel de vida comparado con
Occidente, ausencia entre la gente de un interés por el trabajo intensivo,
actitud chapucera, embaucamiento, simulación, etc. Es decir, todos aquellos
aspectos negativos del comunismo que eran conocidos por todos en el mundo y que
fueron sometidos a crítica. Estos aspectos negativos no fueron el resultado
de la mala intención, sino que fueron engendrados por la propia naturaleza
del comunismo, por sus propios logros positivos.
...Es muy importante
comprender ahora que el sistema comunista para Rusia no fue
circunstancial, sino consecuencia del desarrollo natural de aquello que fue
Rusia hasta la Revolución. Los componentes fundamentales de la sociedad
rusa anterior a la Revolución fueron: un feudalismo moribundo y un naciente,
pero muy débil, capitalismo. Habitualmente sólo se tienen en cuenta estos
elementos, pero había una tercera fuerza. Era el sistema estatal. La sociedad
rusa fue siempre, desde sus orígenes, una sociedad en la que dominó lo
estatal. En realidad, el estatalismo fue siempre la base de la sociedad rusa,
incluso la base de sistema feudal ruso, ya que el feudalismo ruso nació del
funcionariado estatal. Al no estar desarrollado el sistema monetario, a los
funcionarios, en realidad, les pagaban con tierras y personas. El sistema
económico que se desarrollaba en Rusia, justo antes de la Revolución, se
desarrollaba en la medida que existía el Estado. En el sistema comunista
también dominaba el mismo estatalismo. La Revolución de 1917 acabó con el
feudalismo y con el capitalismo, pero dio curso libre al estatalismo. Después
de la Revolución, el estatalismo se desarrolló de una manera muy fuerte e
incluso se convirtió en un "superestatalismo". En realidad, en
la URSS, todo lo que llamaban propiedad social era en realidad propiedad
estatal, y toda la población soviética se convirtió, de hecho, en empleados
del Estado. Es decir, trabajaban para el Estado y recibían de él su salario.
La estructura de clases era totalmente diferente a la existente antes de la
Revolución y diferente a la existente en Occidente.
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en 1978 se emigró de la URSS |
En Rusia el sistema comunista se identificó, se unió, de una manera tan
sólida con las tradiciones rusas, con el carácter del pueblo ruso, que la
quiebra del comunismo ha supuesto al mismo tiempo la quiebra del pueblo, la
quiebra de Rusia en general. Tiempo atrás, incluso antes de que
apareciera Gorbachov y empezara la Perestroika, en mis libros advertí que el
comunismo no era el Paraíso sobre la Tierra, pero que todo lo que viniera a
sustituir al comunismo sería todavía peor, es más, que la quiebra del
comunismo en Rusia significaría la quiebra de Rusia. En realidad, la
Guerra Fría de Occidente contra Rusia fue dirigida no tanto contra el
comunismo como contra la propia Rusia. Y así ha ocurrido. Ya entonces
introduje la formula: "apuntamos al comunismo y le damos a Rusia".
Yo afirmo esto teniendo como base de mi afirmación que en la propia sociedad
occidental existen todas las insuficiencias que veíamos en el comunismo.
Criticaban el comunismo por su burocratismo y en realidad el sistema
burocrático en los países occidentales, por ejemplo en los EEUU, en Alemania,
en Francia es mucho más fuerte que lo era en Rusia. Criticaban a la URSS por
su economía planificada. Ahora incluso los anticomunistas reconocen que la
planificación en la economía occidental es mayor que la que había en la URSS.
Además en la URSS los planes se establecían, pero normalmente no se cumplían
o no se cumplían de la manera establecida. Pero si toma usted la economía
moderna occidental, por ejemplo, la americana o la europea occidental, sin
planes no puede existir. Es más, los planes los establecen ya no sólo para
cinco años, sino incluso para diez, quince años. Si tomamos la economía
moderna occidental, a la cual yo llamo "totalitarismo monetario",
vemos que es un sistema gigante, controlado por el sistema financiero, por un
supersistema financiero que posiblemente esté planificado para un siglo
entero.
En la situación en la que nos encontramos, yo simplemente hago un
llamamiento, no sólo a los rusos, sino también a las gentes de Occidente, a
mirar profundamente, a reflexionar sobre lo que fue en propiedad el
comunismo, mirando a su alrededor, y a darse cuenta de que lo mismo se está
produciendo en Occidente. En realidad, en Occidente, la época actual es,
no sólo poscomunista, sino que además es posdemocrática, es decir, la época
de la democracia liberal se ha acabado y ha llegado la época del
totalitarismo, del totalitarismo occidental. Se le puede llamar
totalitarismo democrático o democracia totalitaria. Es una nueva época en la
que ha ocurrido un cambio grandioso.
Por cierto que la idea del acercamiento entre el comunismo y el sistema
occidental la promocionaron los sociólogos occidentales. La teoría aquella de
la convergencia. No fueron los comunistas los que la promocionaron. En esta
idea había mucho de justo, y en realidad se produjo un acercamiento entre el
comunismo y el occidentalismo, como yo llamo al sistema Occidental...
-¿En que planos se produjo
aquel acercamiento...?
-En muchos...
-Pero Rusia y Occidente son
diferentes en aspectos fundamentales, determinantes. Por ejemplo el modelo
antropológico es totalmente diferente. El modelo de hombre soviético, es más,
el modelo de hombre ruso, incluso como concepto histórico, es diferente al
occidental...
-Esto no es del todo así. El
comunismo ruso es el occidentalismo en las condiciones de la pobreza rusa, en
las condiciones de un desierto social, así se puede hablar de Rusia. El
occidentalismo es el comunismo ruso, pero en las condiciones de la
excepcional riqueza occidental, en las condiciones de la jungla social
occidental.
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