
A grosso modo, la vida está centrada hacia la calidad de satisfacción del estómago y el sexo. Pero no siempre ha sido así, tenemos muchos ejemplos de otros sistemas de valores.
Los mismos soviéticos trataron de inculcar otros principios: la piedra angular de su sociedad fue la “universidad”. Nuestras películas se trataban de las proezas científicas e hicimos nuestros héroes a los cosmonautas.
La idea del avance científico se encarnó en el descubrimiento del cosmos. Ahora escribiendo estas líneas yo entiendo qué cuán lejos de esto estamos ahora: tan lejos, que suena un poco aburrido, igual que la problemática de la escritura maya (ojalá que no sea así).

Igual que la defensa de la agresión occidental, el cosmos se convirtió en el motor de la economía y de la propaganda soviética. Y esto no fue tan caro como suelen repetir los regresistas (en los 80 circulaba la idea de que los dispendiosos programas cósmicos impedían a los ciudadanos soviéticos disfrutar de la observación de las centenas de marcas del salchichón en el almacén).
Para demostrarlo, voy a citar el artículo “¿A dónde va la cosmonáutica soviética?”, publicado en la revista de la Asociación “Ciencia” en la serie “Cosmonáutica, astronomía”, №4, de 1994:
“…en el producto nacional bruto de 1989 los gastos para el cosmos fueron solamente un 0,26%. Para la comparación notamos que esto es 10 veces menor que los gastos de un solo Ministerio de recursos hídricos en el mismo año y 5 veces menor que la ayuda prestada gratis por la Unión Soviética a otros países en este año.
[…]
En el año financiero 1989 para los programas cósmicos en nuestro país fueron asignados 6.9 mil millones de rublos: 1.7 mil millones - para los objetivos de la economía popular y para los de investiación y 3.9 mil millones para los objetivos defensivos. Los trabajos del proyecto “Burán” costaban 1.3 mil millones de rublos.
[…]
En 1988 la ganancia obtenida de la realización de estos programas fue unos 2 mil millones de rublos. Es importante subrayar las direcciones de las investigaciones cósmicas para la economía popular de las cuales fue obtenida la ganancia.

[…]
En 1988, las ganancias obtenidas por los renglones pacíficos del presupuesto de cosmonáutica superaron por primera vez los gastos para ellos (recordemos las cifras: 2 y 1.5 mil millones respectivamente).”

Y por supuesto, había que escupirle mucho a nuestro cosmos para borrar este concepto de la conciencia rusa. Aparecieron los libros que ridiculizaban nuestro cosmos, libros que nos explicaron que nuestras naves cósmicas eran simplemente una chatarra y los pobres cosmonautas-esclavos se vieron obligados a pedalear mucho para hacer esta chatarra despegarse de la tierra. Los libros inspiraron a los “mejores” directores de cine y últimamente nos filmaron algo de “cine cósmico”, cuya tarea principal es desacralizar nuestro cosmos: Los primeros en la Luna (Первые на Луне), Un soldado de papel (Бумажный солдат), etc. La trama siempre es la misma: el protagonisa es un esclavo perdido, perplejo, apretado en la prensa de un estado totalitario, que participa en el llamado “proyecto cósmico soviético”, es decir en la fabricación de los llamados cohetes cósmicos a base de estiércol, en los cuales los cosmonautas vuelan irrevocablemente, pedaleando los mecanismos antediluviales…

De todos modos, los logros de la cosmonáutica soviética son indiscutibles: basta con decir que la NASA, por lo menos conforme a los acuerdos actuales, va a usar nuestra nave “Soyuz” hasta 2016 para transportar las cargas y sus “astronautas” a la Estación Espacial Internacional.
Pero en general el “cosmos ruso” está muy mal. El sistema global de navegación por satélite (GLONASS – contrapartida soviética al GPS y al Galileo), que debería empezar su funcionamiento a principios de los 90’s, aun no está desplegado por completo. Hace poco, la Agencia Cósmica Federal perdió 3 satélites de GLONASS por alguna falla, de la cual todavía no sabemos mucho.

Además hay otras señales de vida del “cosmos ruso”: el proyecto Marte-500, que tiene que demostrar la posibilidad del viaje al planeta rojo, el proyecto de un motor nuclear para los viajes interplanetarios, etc.
Lo principal es guardar la memoria sobre nuestro cosmos, y para esto ya hicimos algo –me refiero a la reconstrucción del Museo Memorial de la Cosmonautica en Moscú-. A veces nuestro museo se compara con sus hermanos de Inglaterra o de EE.UU. ¡Por favor! ¡El nuestro es el mejor! ¡Vengan y asegúrense!
Logros indiscutibles, sin duda. Al menos para las personas honestas. Pero escupir escupen, por todos lados. Aunque es verdaderamente difícil negar lo innegable. Quizás en las próximas cinco décadas, si es que no nos matan antes, lo consigan.
ResponderEliminarPor cierto, este debate de la tele rusa tuvo que estar interesante. Aunque apenas entiendo unas palabras, parece ser que hablan de Stalin, totalitarismo y demás. Te lo dejo por si no lo has visto.
http://www.youtube.com/watch?v=P1bFNO2-G4g&feature=feedu
Una gean hazaña de la humanidad... aunque algunos ahira la ningunean...
ResponderEliminar