
Obviamente la tragédia de Japón ya se ha vuelto un argumento más contra la energía atómica, cuando a lo mejor, que en vez de parar las plantas atómicas deberíamos pensar en la inobservancia de las exigéncias mínimas de seguridad por el OIEA (si no se dan los carnets de conducir a los epilépticos, ¿por que se permite construir las plantas atómicas en los paises, expuestos a los terremotos y con muy alta densidad de población?).
Claro, que hay mucho en que tenemos que pensar debido a esta catástrofe, yo solamente quiero recordar sobre el efecto dañino del mito de Chernóbil, ya que hoy día de Chernóbil se acuerdan todos los pipiolos de la tele. En el ocaso de la URSS el Chernóbil se volvió uno de los “brands” del Imperio del Mal, el brand-contrapeso del vuelo de Yuri Gagarin. Y como hoy gracias a la tragedia en Japón el brand “Chernóbil” vuelve a la agenda informativa, me gustaría dar unos detalles de su contenido real.
Para la sociedad soviética de Perestroika el mito negro chernobiliano se hizo un símbolo del desastre de todo el proyecto del Comunismo Ruso, porque desde el principio el proyecto fue orientado hacía la ciencia. Los manipuladores sustituyeron el análisis del problema de una catástrofe tecnológica por el psicocis, basado en los numeros estafados de los muertos y en la exageración de las secuelas.
“Entre tanto las concecuencias de la catástrofe y sus influyencias sobre la salud y mortalidad desde el inicio se estudian con mucho cuidado por un grupo internacional de 200 expertos, que representan 25 paises y 7 organismos internacionales, - escribe S.Kara-Murza en su libro “La manipulación de la conciencia”. – El primer resultado de la contaminación deberían ser los cambios patológicos de la glándula tiroides debido al efecto de yodo radioactivo, sobre todo, entre los niños. Pero en el informe del “Proyecto Internacional de Chernóbil” de 1991 se dice: “No estan detectadas las diferencias estadisticamente significativas en la glándula tiroides de los niños de 2 a 10 años en las poblaciones contaminadas y en las de control”. Otras conclusiones: “Entre los años 1987-1988 la mortalidad de todos, que estan en el registro distributivo de Ucrania, era 2-2,5 veces menor, que entre toda la población. El menor índice de mortalidad esta fijado entre las personas, que participaban en la liquidación de la avería y de sus concecuencias (0,8-1,3 para 1 mil). Entre los evacuados los índices fueron de 2,8-4,8 (el promedio de Ucrania fue de 11,4-11,7)”. Claro, que los liquidadores de la avería y los evacuados son sobre todo la gente joven, por eso su mortalidad es menor. Pero no se puede sacar ningunas conclusiones sobre su alta mortalidad sin precedentes. No hubo ningún aumento de la mortalidad de los niños de 1 año en las provincias contaminadas – su dinámica en las provincias de Briansk, Kiev, Zhitómir, Gómel y Mogilóv fue la misma, que en las provincias no contaminadas. También con frecuencia dicen, que la avería provocó la “epidemia de las enfermedades de cancer”. Creen, que si es la radiación, entonces es el cancer – no hay término medio. Sin embargo, en el fondo de aquel incremento de las enfermedades oncológicas, que fue provocado por el envejecimiento generalizado de la población y después por el empeoramiento de la alimentación y por el debilitamiento de la inmunidad, ya no se puede separar la influyencia de la avería de Chernóbil. El incremento de la cantidad de los enfermos oncológicos en Rusia desde 1980 hasta 1985 fue 16 para 100 mil personas. Y en el período desde 1985 hasta 1990, es decir justo cuando deberían manifestarse las concecuencias de la avería – 17. Y desde 1993 hasta 1998 el incremento fue 26 casos para 100 mil. ¿Como se puede distinguir aquí la influyencia de la avería?”.
Desmintiendo el mito de Chernóbil, hay que entender, que ante todo el Chernóbil fue la última proeza de la gente soviética. “Pese a que la avería tuvo lugar en la noche del viernes en visperas del fin de semana y de las festividades de Mayo, ya el lunes por el decreto de la comisión gubernamental especial, que llegó volando de Moscú, una columna de 1100 autobuses (!) evacuó toda la población de la ciudad de Prípiat (¡más de 30 mil personas!) de la zona de la catástrofe, - recuerda el periodista G.Sudovtsev. En total de la zona con el radio de 30 kilómetros fueron evocuados unos 350 mil personas y no hubo ningunas manifestaciones del pánico.
“Esta acción no tuvo análogos en el mundo, - dice el presidente de la Comisión nacional de la protección radioactiva del Consejo de los ministros de la República de Bielorrusia, Yákov Kénigsberg. – Si, la evacuación de los niños y de las mujeres embarazadas requirió mucho dinero, pero como resultado nosotros logramos prevenir la irradiación de la parte más vulnerable de nuestra población. En resumen, la cantidad de los casos de leucocitoma entre los niños antes de la avería y ahroa es la misma. No fueron reveladas las anomalias genéticas, etc.”.
Entonces, no todo es tan fácil con la energia atómica, como se parece a juzgar por los chistes macabros.
Pero los chistes macabros son muy divertidos y muy convincentes; por eso para nosotros a finales de los 80 en el contexto de Perestroika el mito de Chernóbil fue un mensaje de Dios: “ustedes desviaron del único camino posible y ahora resulta, que no saben hacer nada y sus tecnologías son un desastre” (aunque los reactores nucleares de la planta de Chernóbil siguieron funcionando hasta 2000!). Al fin de cuentas el Chernóbil nos costó la mitad del país y una pausa dramática en la historia.
Mientras tanto el brand “Chernóbil” es tan fuerte, que hasta provoca un turismo muy especial – los viajes inolvidables en la “zona de aislamiento”, las excurciones panoramicas por la ciudad-fantasma, un
“Picnic junto al camino”… (anualmente unos 10 mil turistas visitan la zona de aislamiento: el costo del tour oscila de 20 a 500 dólares de EE.UU).
Estoy seguro, que los japoneses son más “nacionalistas”, que nosotros. La tragedia + el afan japonés por la prosperidad de su país + el espíritu nacionalista de los banqueros japoneses, que hoy devuelven sus capitales de los offshores a Japón pese a la lógica infrahumana del mercado = un Japón aun más fuerte.