miércoles, 17 de octubre de 2018

7 vacas flacas, vaca №1 - liquidación de pensiones

Los rusos respetan la ley, pero la ley degrada junto con la economía

Los jóvenes rusos después de cierta recuperación económica y política del país en los años 2000 vuelven a respetar la ley.

Los sondeos del Instituto de Psicología de la Academia de Ciencias de Rusia fijan, que actualmente (en 2017) solo el 5% de los estudiantes creen, que uno puede violar la ley por los principios éticos superiores (en 2001-2002 había 50% de los «infractores éticos» potenciales).

Hoy (en 2017) el 52,5% de los estudiantes no creen, que uno pueda violar la ley y estar con razón (en 2001-2002 de eso «dudaron» solo el 13%).

O sea los rusos son constructivos, les gustaría vivir en un “estado de derecho” sin salir a las calles con cacerolas en las cabezas.

¿Y si la ley está degradando?

El tema del verano de 2018 fue la Reforma de las Pensiones (en Rusia post soviética la palabra «reforma» significa «liquidación»). La medida antipopular coincidió con la Copa del Mundo. Por la Copa o talvez que por acatar la ley, pero los protestas contra el desmontaje del estado de bienestar no hayan sido fuertes. La gente está perpleja ante el comportamiento del gobierno. Por un lado los rusos acaban de rechazar la agenda socialista en las elecciones de 2018 (el candidato del PCFR obtuvo el 12%, el resultado más bajo en la historia de este partido). Por otro lado Putin (77% de los votos) fácilmente se olvida de sus garantías sociales y sin problemas demuestra su capacidad a promover cualquier ley caníbala que sea conveniente a las élites.

La gente en parte manifestó su desacuerdo mediante las elecciones gubernamentales que pasaron en el otoño de 2018 (sin hablar de los mítines poco numerosos). Pero tampoco las elecciones regionales han sido una “bomba” para el gobierno. Esta vez la novedad fueron la presencia, la intensidad de la campaña y la pérdida del oficialismo en algunas regiones.

¿Como pasan las elecciones en Rusia? Los rusos suelen demostrar el comportamiento paternalista: si la presencia para las elecciones presidenciales es de 60-70%, las regionales como regla atraen solo un 20-30% (y las municipales se ignoran). Una tercera parte no vota en las regionales, porque le conviene el candidato del oficialismo, otra tercera parte no vota, porque no cree en las elecciones ni en la democracia, y así resulta que vota solo un 30% (y de ello la mayor parte están a favor, siendo funcionarios).

Sin embargo, si la campaña parece real y si hay chance del segundo turno, este puede movilizar a los pesimistas. Así, en las elecciones regionales de 2018 el oficialismo perdió justo mediante los segundos turnos y con escándalos …en 4 de las 22 regiones (los opositores no ganaron, ganaron los “spoilers” del oficialismo, pero es importante que la gente acudió a las urnas para demostrar su enfado, fue un voto de protesta). La presencia en general fue más alta de la norma del 30%. Y encima la campaña era más sucia de lo «normal».

Pero hay que reconocer que la reacción de los rusos todavía es sorprendentemente pasiva. Además el gobierno federal, detectando el problema, dimitió a los gobernadores más tóxicos (por fuera de la campaña electoral). Pero la culpa no es de los gobernadores, la culpa es de la discapacidad del gobierno federal (Putin en 2013 prometió 25 millones de los puestos de trabajo de alta calidad y por supuesto no cumplió).

Por si acaso el poder sigue invirtiendo en la policía antidisturbios, que está copiando el estilo occidental y se arma con las «wunderwaffen» más modernas. Con esto el jefe de la policía antidisturbios abiertamente amenaza a la gente con violencia (se puso ridículo después de grabar un video mensaje al público - parece que alguién lo dejara con el culo al aire). A propósito la policía antidisturbios y otros organismos de fuerza aún guarden sus privilegios soviéticos, no les quitan las pensiones como a la gente común.

Las medidas antipopulares están elogiadas por Occidente

Aunque la legitimidad del putinismo está cayendo por su política antipopular (quitar las pensiones, meter más impuestos y cobranzas nuevos, ignorar las desigualdades africanas), esta misma política está elogiada por el Banco Mundial y el FMI. Al Occidente colectivo le gusta que regresen los viejos tiempos yeltsinianos. Ahora Rusia es mucho más débil económica y culturalmente, el país parece más fácil para “crackearlo” económicamente, pero al mismo tiempo el país está mejor controlado por el capital nacional mediante un líder autoritario - Putin.

Al Occidente no le gusta el plan político del putinismo

De la misma manera reaccionan los neoliberales internos: los más caníbales también están felices por la liquidación de las pensiones y su mantra suena así: «si, falta la democracia en Rusia, pero casi todo está privatizado y cuanto menos protección social, mejor. Poco a poco el mercado y la propiedad privada harán su trabajo». Estas esperanzas recuerdan a Trotsky. Si los neoliberales están satisfechos con la propiedad privada de los oligarcas, Trotsky (le también faltaba la democracia en la URSS de los 1930) estaba satisfecho con la nacionalización/socialización de la propiedad de los latifundistas y los dueños de las fábricas, esperando que este hecho haría su trabajo para avanzar rumbo al verdadero comunismo. Si el fundamento de la URSS fue la socialización de las grandes propiedades, el fundamento de Rusia post soviética es el robo de las grandes propiedades públicas por la oligarquía creada en la época de Yeltsin y favorecida por Putin.

Sí, falta la democracia… Eso lo constan permanentemente en Occidente y lo repiten no solo los neoliberales rusos (que tienen todo el apoyo de Occidente), sino la izquierda también (perseguida dentro del país, mientras Occidente tampoco da refugio a los disidentes de la izquierda).

Según los pipiolos neoliberales, que protagonizaron durante «la rebelión de los ricos» en Moscú en 2011/2012, en los años 2000 se trataba de salvar la civilización: ellos votaban por Putin, como por un “salvavidas” simbólico. Putin con su “mano dura” les parecía conveniente para recuperar la economía, subir la disciplina fiscal mediante el refuerzo de la burocracia y del estado como tal. Al mismo tiempo se continuaba la privatización, se reducía el ejército, etc. No obstante para el año 2011 la civilización fue restaurada, ya «todos» comían más o menos bien y tenían ropa de moda, por eso surgió la demanda de la democracia, centrada para los neoliberales en las cosas abstractas como la lucha contra la corrupción y por los derechos LGBT. Además para este tiempo ya se formó el capital nacional ruso, que demostró sus ambiciones en 2008 en Georgia, por eso Occidente también se interviene más activamente en la política interna rusa.

Sin embargo la agenda de los neoliberales es tan lunática, como la política putinista. Los moscovitas irritados durante las movilizaciones de 2011/2012 abuchearon los discursos neoliberales (y casi no había otros! imaginen un gran mitin y el público está abucheando a los organizadores, que paradoja!). Al ciudadano irritado no le interesa «sobre la corrupción y en torno de la Embajada de EE.UU», el ciudadano irritado está harto de las reformas neoliberales elogiadas por el BM y el FMI, le interesa justo lo contrario: trabajo digno y futuro seguro. La lucha contra la corrupción no genera empleo, los funcionarios no roban tanto, como los oligarcas, «legítimos» para la oposición neoliberal. Además los líderes de la opinión pública neoliberal, cuando el oficialismo les deja gobernar en ciertas regiones, demuestran que también roban (sin hablar de que todo el bloque económico del gobierno es neoliberal). O sea la gente no está contra el estado, sino contra sus desviaciones neoliberales. Mientras Occidente y los neoliberales caseros no están contra las desviaciones, sino contra el estado como tal (la propiedad soviética ya está privatizada, falta solo una administración colonial de EE.UU., como en Kiev).

El candidato del PCFR, empresario Grudínin en 2018 sugirió el camino escandinavo y en seguida fue denigrado y políticamente liquidado por toda la maquina de propaganda del oficialismo. Por supuesto no tuvo apoyo de los neoliberales. Técnicamente Grudinin podría ganar, había “democracia” suficiente para eso, pero no tuvo apoyo de la oposición neoliberal, que prefirió el boicot (totalmente conveniente al putinismo).

Es poco probable que a los opositores neoliberales les interese el desarrollo de Rusia, están rallados por el tema de la corrupción y LGBT (que son los últimos en el TOP de los problemas), están rallados por la democratización (pero ya la vimos en los 1990, cuando todas las elecciones las ganaban los criminales). En el plan económico les gusta todo que les gusta al BM y el FMI. Unos abiertamente apoyan las medidas antipopulares del gobierno, otros siendo populistas borran sus textos, en los que antes demandaban las mismas medidas (Navalniy).

Hace falta una nueva oposición con un lenguaje nuevo. El problema clave de Rusia es que su economía interna siendo casi africana ya no corresponde a su política externa. Por la debilidad económica se está volviendo cada vez más vulnerable la defensa del país. Nos urge frenar el flujo cerebral y del capital (más igualdad? menos oligarquía?), nos urge reforzar la defensa (un ejército popular?). El discurso neoliberal es totalmente contrario: liquidación del estado, liquidación del ejército, respeto por la oligarquía, la adicción por Occidente y el voto censitario.